El Sumiciu es un duende hogareño de la mitología asturiana, parecido al Trasgu, aunque mucho más desconocido que él, ya que es tan pequeño que prácticamente es invisible, por lo que mucha menos gente conoce su existencia.
Suele habitar en desvanes y trasteros de las casas de los humanos, a los que disfruta haciendo travesuras como desaparecerles objetos o cambiarles unas cosas por otras, mofándose de ellos cuando desesperados no encuentran lo que buscan.
Numerosas expresiones asturianas hacen referencia a este duende, entre ellas: “¡Que un Sumiciu malo te entre!” (¡Que tengas en casa un Sumiciu malo!), “A esi entroi el Sumiciu” (A ese le entró un Sumiciu) o “Llevólu’l Sumiciu” (Se lo llevó el Sumiciu).